Me conmovio mucho ver a través de las noticias la manifestación que se realizó en toda Colombia el dia de ayer en contra del secuestro y la barbarie por parte de las FARC.
Lo que rebaso el vaso (y lo que dió pie a la manifestación) fue el asesinato de once diputados del Valle del Cauca estaban en manos del grupo subersivo -y valga acotar que no se han dignado a devolver los restos-
A las 12 del mediodia (hora de Colombia) el minuto de silencio se convirtio en el minuto del ruido, cuando los manifestantes por medio de pitos, gritos, cornetas de carros y demás clamaban a los guerrilleros por el cese de sus actividades y la activación de un acuerdo humanitario que permita liberar todos los secuestrados.
La protesta se realizó en Bogotá, Medellín, Bucaramanga, Cartagena, Cali, entre otras ciudades en Colombia, así como en el exterior. De hecho la embajada colombiana en Venezuela ofrecio una misa conmemorativa en Caracas
Ver tanta gente pidiendo paz es algo que te toca la fibra (segun la policia, en Bogotá hubo al menos 3 millones de personas concentrados en diferentes partes de la ciudad) y al parecer sin distingo de clase, profesión, credo u otra clasificación, ataviados de blanco o con un pañuelo, una hoja que aludiera a la paz y con mucha emotividad y sinceridad en sus rostros.
Han sido más de 40 años de horror que ha afectado ese pueblo hermano -y también a nosotros como vecinos- por parte de una gente que ya ni se sabe qué quieren ni qué defienden.
¿Quieren saber lo más triste?
Mi comandante (el mismo que rompió relaciones con el gobierno de Israel por el bombardeo al Libano) frente a este tema -y a este vil asesinato en particular- y contrario a su dinámica verborreística, solo ha hecho...
Shhhhhhhhh
Foto: Alejandra Vega / AFP
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