Ayer cumplió 440 años de fundada la ciudad que me vio nacer y crecer: Santiago de León de Caracas y me encantaría llenar este espacio tirándole flores pero son mas las cosas de las que me avergüenzo que de las que me siento orgulloso de la “Sultana del Avila”.
Lo más doloroso es verla tan descuidada, tan maloliente, tan sucia. Se los juro que Caracas me parece una tipa que vive en la calle, una homeless pues, de las que huelen pega para vivir, de las que te malandrean por decirles algo, de las que hacen cualquier cosa para sobrevivir en éstos tiempos pero en el fondo es una buena persona si sabes tratarla y si sabes cómo dejar que aflore su lado más bonito.
Cosas como el imponente Cerro Avila o el Guaraira Repano como lo llamaban los nativos. Esa cortina verde que nos provee de belleza, de vida y de orientación –porque si quieres ubicarte en Caracas, lo primero que haces es ver al Avila para saber dónde está el norte- y junto a él Galipan, El Hotel Humboldt y el Teleférico, el cual esperamos que no sea tocado por la ineficiencia, la burocracia y la demagogia una vez que se parte de éste Estado tragalotodo.
Como no hablar del Metro, símbolo de la modernidad venezolana, que a pesar de su calidad venida a menos es aun “La gran solución para Caracas” como rezaba su primer eslogan. Ir desde Catia hasta Petare en 40 minutos es algo que se agradece en una ciudad que parece que hay mas carros que personas y que inexplicablemente es muchas mas barato que viajar en bus o en taxi.
No puedo dejar de nombrar mi amadísima UCV, patrimonio cultural de la humanidad desde el 2001 –recuerdo la fiesta de celebración en la plaza del rectorado jijiji- donde te sientes en otra ciudad con sus maravillas arquitectónicas y sus obras de arte.
Además de todo el sector que va desde Parque Central, el teatro Teresa Carreño –convertida en patio de vecindad gracias a la visión demagógica gubernamental de celebrar cuanto acto proselitista se le ocurra-, el Ateneo de Caracas hasta la Plaza de los Museos y sus museos obviamente donde se concentra aun el espíritu de modernos que teníamos hace 20 y 30 años.
Por cierto, ahora que recuerdo el ateneo, no puedo dejar pasar el Festival Internacional que organiza esta misma institución cada dos años para que Caracas se llene de lo mejor del teatro nacional e internacional.
Y muchísimas otras cosas que nos llenan de orgullo, como el Parque del Este, La Candelaria, El Poliedro y por supuesto el magnánimo y glorioso equipo de Los Leones del Caracas.
Pero, estas bellezas son opacadas por el aspecto oscuro y terrible que presenta la otrora “Sucursal del Cielo”, que ha sido la más golpeada por las vicisitudes de la política venezolana.
Esto gracias a alcaldes ineptos, ineficientes, corruptos que son elegidos más por la lealtad que brinden al Führer que por la capacidad gerencial que tengan. Un Alcalde Mayor que esta más pendiente de caerse a coñazos con el que se le atraviese que de resolver los problemas básicos de la ciudad. Además, unos alcaldes menores (para ser más precisos los de Libertador y Sucre) que no tienen más méritos que ser un ex policía metropolitano (de los corruptos) y por ser el hijo del ex vicepresidente Rangel respectivamente.
Más de uno se preguntará ¿y que hay del alcalde de Chacao y el de Baruta?. Pues debo decir que son los que tienen la visión más moderna de lo que es una alcaldía y que han hecho sendas gestiones en sus municipios, pero lamentablemente éstos no son islas en el medio del océano, Chacao y Baruta son parte de una ciudad donde sus municipios están conectados de alguna u otra manera.
Que bonito sería que nos montáramos en el tren del progreso como lo han hecho otras ciudades de Latinoamérica como Bogotá, Medellín, Santiago y Lima, que tuviésemos gerentes que dejaran visiones mezquinas y egoístas y por sobre todas las cosas que sean PREPARADOS Y CON VISION.
Lo más lamentable es que los caraqueños nos hemos vuelto personas pendencieras, hostiles y salvajes porque la ciudad nos ha hecho así.
Por eso, feliz cumpleaños Caracas.
(Aunque te aborrezca la mayoría de las veces)
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